SUPATA LUZ VERDE A LA ESPERANZA
EMPRESA PEQUEÑA PERO REAL
MICROIMPULSO QUE PUEDE TENER LA FUERZA DE UN TREN.
Hace diez años iniciamos nuestra
inmersión en el campo colombiano, la espinita llevaba haciendo mella en
nuestros corazones desde muchos años atrás, queríamos tener un pedazo de tierra
soñando con vivir nuestros últimos años en ella pero la tierra hay que
comprarla y los hijos hay que criarlos y la plata no alcanzaba para las dos
cosas simultáneamente, traducido a buen castellano, teníamos que volvernos
viejos para que el sueño fuera una realidad y así fue como encontramos este
pequeño lote de 10 fanegadas de perfil abrupto, de tierra que no se ha dejado
domar y se mueve como un potro salvaje con unas 4 fanegadas de bosque entre
maduro e incipiente y mucho potrero que por su pendiente era prácticamente no
apto para la ganadería pero como por fortuna ese no era nuestro propósito
comenzamos a planear cómo devolverle al planeta 10 fanegadas de biodiversidad.
Ingresamos tímidamente al bosque
e iniciamos el trazado de senderos al
estilo de los que habíamos visto en algunos paseos ecológicos y nos fuimos
dejando abrumar por ese golpe arrollador de los arboles,plantas,enredaderas,con
sus troncos,frutos y flores polimorfos y policromáticos, intuimos la fauna sin
verla y sentimos que la vida si existía y además se completaba ya que el
concepto de vida que manejábamos era tal vez insuficiente o limitado pues la
vida citadina se circunscribe al espacio que dejan las moles de ladrillo, el
oxígeno respirable es aquel que dejan los motores porque el resto nos lo
cambian por smog, debes
desconfiar hasta de tu sombra si pretendes sobrevivir y el silencio es un
objeto que se perdió y que nunca se volverá a encontrar, el tiempo tiene un
ritmo inamovible y cuadriculado, los cerros solamente te recuerdan que existe
la pobreza extrema y para hacerlo más evidente se siembran edificios en los
mismos riscos como para dar a entender que la riqueza extrema no tiene problema
en compartir espacios con los pobres teniendo en cuenta eso sí que dios
protegerá de los deslizamientos a aquellos que tuvieron suficiente dinero para
legalizar su depredación y castigará a aquellos que no tuvieron más remedio que
invadir, en un entorno inteligente nuestros cerros tutelares serían refugio de
flora y fauna con especies tanto animales como vegetales únicas y endémicas que
podríamos observar y mostrar con verdadero orgullo patrio.
Supatá es un pueblo situado a
menos de 80 kilómetros de Bogotá por la vía que conduce a La Vega casi 20
kilómetros adelante de San Francisco, es una carretera amable con un tráfico
muy manejable y apenas se abandona la calzada principal comienza un concierto
de color verde en todas sus tonalidades, se siente el agua en todas sus
presentaciones naturales posibles y pronto llegamos a San Francisco, este
municipio y sus veredas hace unos 30 años era el equivalente turístico de lo
que hoy es Anapoima pero por fortuna el impulso turístico le dio paso al
cuidado de la ecología y se convierte en una región donde todavía encontramos
una buena cantidad de manchas boscosas y lo que es mejor una buena cantidad de
personas propietarias de los predios aledaños preocupadas por conservar el
medio ambiente.
Este fenómeno se repite cuando
nos dirigimos a Supatá, podemos observar bosques compuestos por centenares de
especies nativas, áreas bastante extensas que no han sido depredadas y gran
cantidad de quebradas que atraviesan la carretera aún en épocas de verano
intenso, no sabría decir cual es la razón de esta conservación solo sé que nos impactó
positivamente y por esto aunado a la amabilidad de su gente decidimos como dije
antes hace 10 años comenzar a construir el entorno que nos rodeará pronto
cuando decidamos dejar de trabajar.
Iniciamos sin darnos tregua como
buenos soñadores, la tarea de recuperar para la flora y la fauna un 70% de la
finca, sembramos especies tomadas del mismo bosque ya existente, nos armamos de
un buen altímetro y cuando veíamos algún especie arbórea a la orilla de
nuestras carreteras, comprobábamos que
estuviésemos en un rango lógico con la altura de nuestra casa, y buscábamos en
los alrededores si habían semillas o arbolitos recién brotados, de esta manera
lograríamos preservar especies hermosas que muy probablemente serán arrasadas
en el afán humano de convertir bosque en potreros para soñar con enriquecerse
con la explotación y expoliación de la tierra, de esta manera hemos logrado
asegurar la supervivencia de por lo menos 10 especies de árboles declarados
como de alto riesgo de extinción.
Mientras Supatá tuvo emisora
comunitaria nos dimos a la tarea de informar a la comunidad campesina sobre la
importancia de cuidar la naturaleza e insistimos hasta el cansancio sobre la
necesidad de preservar las fuentes hídricas, el programa radial se llamaba
“ecología y medio ambiente” y por este medio tratamos de crear por lo menos la
inquietud sobre la conservación de nuestro medio ambiente, desafortunadamente
la emisora fue clausurada y fue por esta razón que decidimos buscar entre los
propietarios antiguos y los nuevos la forma de asociarnos para por lo menos
conversar
sobre estos temas y fue surgiendo la idea de configurar de una manera
más seria el grupo de AMIGOS DE LA NATURALEZA EN SUPATA, creemos que el futuro
del grupo está en tener el honor de estar unidos para proteger nuestra flora y
fauna y haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que en el futuro
nuestra mancha de biodiversidad se agrande y sea ejemplo para otros municipios
del país.
Enero 2004
Alejandro y Adriana
Finca Cuzcungos.
Enero 2004
Alejandro y Adriana
Finca Cuzcungos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario